La empresa CP&PC absuelta por el desastre nuclear y energético de Diablo Canyon

Relatos cortos - Universo QB

La Corte Suprema de California ha absuelto a la empresa California Power and Progress Company por el desastre nuclear y energético de Diablo Canyon ocurrido tras “The Big One”, la ola de sismos que asoló la Costa Oeste de EEUU a lo largo del sur de la falla de San Andrés. Esta nueva sentencia deja desamparados a los miles de afectados por el accidente ocurrido el 13 de Septiembre de 2055. Dicha instancia declara inocentes a la operadora de la central nuclear de Diablo Canyon ya que alega que era imposible prever el tamaño y el poder destructivo del terremoto. la magnitud de la catástrofe acaecida. ​

​La explosión de los dos reactores gemelos provocó la muerte directa de 20 trabajadores de la planta, 500 muertes prematuras solo el primer mes y la evacuación de la población en un radio de 50km. Los habitantes de San Luis Obispo, Arroyo Grande, Morro Bay y Atascadero no han podido volver a sus casas debido a la zona de exclusión, lo que se resumen en más de 100.000 personas sin hogar y con unos subsidios mínimos.
 
El poder destructivo del terremoto de 8,9 en la escala de Richter resquebrajó la tierra alrededor de la falla de Los Osos y San Miguelito dejando completamente aislada a la central agravando las consecuencias de la fuga radiactiva de ambos reactores que fusionaron debido a la falta de refrigeración. Vista la cercanía con grandes urbes (Los Angeles y San Francisco a unos 300 kilómetros aproximadamente), más de 8 millones de personas podrían haber quedado expuestas a la nube de radiación emitida. Las mediciones individuales realizadas sobre trabajadores de la planta y la población evacuada muestran que efectivamente la dosis acumulativa promedio por persona fue unas 5 veces mayor que la registrada en Chernóbil. ​

A la situación de extrema emergencia a lo largo de toda la falla sur de San Andrés se le sumó la explosión del Centro de Almacenamiento Energético de Baja California, que al igual que Diablo Canyon, está situado en Avila Beach y es propiedad de la empresa California Power and Progress Company. Esto provocó la eclosión de un pulso electromagnético (PEM) de 40 mV/m  que dejó inutilizados los aparatos electrónicos de media California sumiendo a la zona en el más profundo caos inimaginable.
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La empresa California Power and Progress Company ignoró las advertencias realizadas por expertos de todo tipo durante años, que aconsejaba el cierre de la central nuclear debido a la proximidad de las numerosas fallas que lo rodeaba. Los documentos muestran que Diablo Canyon se construyó para resistir las sacudidas de un terremoto de magnitud 7.5. Sin embargo, respetados sismólogos anunciaba que era lógico asumir que las fallas estaban conectadas, lo que podía provocar un movimiento telúrico mucho mayor a las previsiones. ​

La construcción de los dos reactores de Diablo Canyon se inició en 1968 en medio de fuertes protestas por parte de numerosos grupos ambientalistas, que consideraban que levantar una central nuclear en una zona de alta actividad sísmica, situada a unos centenares de kilómetros de ciudades como Los Ángeles o San Francisco, era una locura. La seguridad de la planta contra los terremotos ha sido una preocupación constante entre los especialistas desde que se descubrió la falla de Hosgri en 1971, tres años después de que comenzara la construcción de Diablo. En 2008, otra falla costera, Shoreline, fue encontrada a 500 metros de la planta nuclear.
 
Diez años antes del desastre nuclear, CP&PC reemplazó por 800 millones de dólares los equipos en el corazón de la planta nuclear de Diablo Canyon, sin asegurarse primero de que el nuevo equipo pudiera pasar las pruebas de seguridad sísmica vital requeridas en la licencia de la instalación. La empresa cambió los antiguos generadores de vapor de la planta y las cabezas de los recipientes del reactor sin evaluar si los reemplazos podrían soportar un gran terremoto y la pérdida simultánea de agua de refrigeración en los reactores. ​

​A pesar de la fuerte polémica, la empresa insistía en que sus propios análisis mostraban que los nuevos equipos sobrevivirían a un terremoto y a la pérdida del refrigerante, y que las posibilidades de un desastre nuclear como el acontecido eran ínfimas. Tanto la compañía, como la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC), desestimaron las recomendaciones alegando que la central estaba preparada para afrontar cualquier situación de emergencia y que era totalmente segura.
 
A pesar de todo esto y de las afirmaciones oficiales de que era posible prever el tamaño y el poder demoledor del terremoto. La Corte Suprema de California ha desestimado el fallo contra la compañía energética exonerándola de toda culpa. Los 5000 demandantes que consideran que la empresa California Power and Progress Company debería haber tomado más medidas para prevenir la catástrofe, seguirán recurriendo la sentencia.

Autor: Belén Higueras