El conflicto de Ucrania se extiende a las patentes

El conflicto de Ucrania se extiende a la propiedad industrial, Rusia comienza a expropiar patentes.  Las guerras tienen un factor económico determinante ¿Cómo va a contraatacar Europa a este movimiento? ¿Quién puede resultar más perjudicado.

​El pulso económico que mantiene Rusia y la Unión Europea, ha llegado a un  terreno delicado: la propiedad intelectual. El gobierno ruso impulsará la “expropiación” de patentes que procedan de países considerados hostiles, es decir: no pagará los derechos de propiedad industrial.

Es decir, se podrán explotar en Rusia sin permiso del titular ni la correspondiente compensación a estos, lo cual se consigue deteniendo la maquinaria legal y administrativa encargada de su regulación, impidiendo el riesgo a ser sancionados.

Estamos hablando principalmente de patentes procedentes de EEUU, Japón y Europa. Según calcula el Despacho Isern, en Rusia habrá un total de 1.895 patentes de origen español, 56.732 patentes de titulares de Estados Unidos o 29.671 patentes procedentes de Alemania.

De todas maneras, desactivar el control sobre las patentes en Rusia y ponerse a producir no es tan sencillo y las consecuencias no se consideran como graves a corto plazo ¿Por qué? 

No es suficiente con no tener problemas con una patente hay que considerar los costes de implementar  la tecnología patentada hasta ese momento y ponderar si compensará una vez finalizado el conflicto y vuelvan las restricciones, además se necesita el “know-hown" , es decir el conocimiento necesario para aplicarlas y al coste más reducido para que la inversión resulte amortizable. Pese a todo muchas patentes y tecnologías se verán afectadas, si el proceso de producción es conocido, barato o ya se había implementado por las empresas rusas.

Europa va a contraatacar, Adrián Vázquez Lázara (@AdrianVL1982, presidente de la Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo, ha solicitado tanto a la Oficina Europea de Patentes como a la de Protección Intelectual que no se tramiten ni acepten solicitudes de origen ruso.

Aunque el órgano de la Unión Europea encargado de la propiedad intelectual ya ha comenzado a aplicar sanciones, no alcanzan las expectativas del eurodiputado, que considerando el millón de patentes rusas inscritas en Europa significaría un duro revés económico para Rusia.

Esta medida se suma a la batería de acciones emprendida por el bloque de naciones contrarias a la invasión de Ucrania, entre las que encontramos las más variopintas, como el bloqueo a Meta en todo el territorio ruso en respuesta a la decisión de Facebook de permitir en algunos países mensajes en apoyo a la violencia contra Rusia y sus soldados, en el marco de la guerra de Ucrania, el llamamiento a la guerra cibernética de la comunidad hacker o la financiación de la guerra con criptoactivos por parte del gobierno de Kiev.

La guerra está suponiendo un complejo entramado de acciones y reacciones que nos podría sumir en una crisis aún más intensa que las previsiones más pesimistas de los resultados de las medidas y esfuerzos en la lucha contra el COVID.

No olvidemos el problema energético que estamos sufriendo o el empeoramiento en los problemas de abastecimiento de determinadas tecnologías afectadas por la crisis. Quisiera recordar los problemas que surgieron ya a mediados del año pasado ante el desabastecimiento de microchips suficientes para cubrir las necesidades del mercado, deteniendo la producción de nuevas videoconsolas, teléfonos móviles o  vehículos. Todas estas medidas en una economía globalizada suponen una frágil tela de araña cuya rotura podría degenerar en imprevisibles consecuencias por mucho que intentemos controlar una situación donde miles de factores pueden alterar las cadenas de producción o el flujo de capital en unos mercados hipersensibles a cualquier medida que dispare la especulación.

Autor y Diseño gráfico: Juan Pablo Castillo / Mani González / Paloma Higueras

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