A lo largo de la historia del cine y la literatura, la visión de la informática ha ido evolucionando y adaptándose a los tiempos, dejándonos tras de sí una curiosa estela de ideas, planteamientos y modelos que vistos desde la perspectiva del tiempo puede que a algunos nos hagan reír pero principalmente plantean un curioso abanico de cuestiones donde nos reflejamos a nosotros mismos y nuestra capacidad para poder predecir el futuro de nuestra tecnología así como las dudas éticas y morales que nos plantean más allá del puro hecho anecdótico.
Lo cierto es que a lo largo de la ciencia ficción existen muy pocos ordenadores que sean realmente "creíbles" y las razones pese a ser aparentemente claras, no lo son tanto, sobre todo si comparamos diferentes modelos de una misma época, ahora bien existen algunas coincidencias generales en retratarlos como demasiado "humanos", en muchas obras estas máquinas no se comportan como tales, sino que actúan como un personaje más del libro o la película que provoca en el lector o el espectador una empatía que hace que no podamos dejar de considerarlos como un ser humano más, casualmente esta visión de los ordenadores coincide en cierta manera con la nueva ola de películas que plantean los problemas de la inteligencia artificial, como puedan ser films como Her (Spike Jonze, 2013) o Transcendence (Wally Pfister, 2014)
A la hora de presentar los ordenadores en el mundo de la ciencia ficción comúnmente se tiende a clasificarlos en tres variantes, partiendo de su actitud frente a sus creadores, haciendo una parábola cinéfila podríamos decir que un ordenador suele ser el bueno, el feo o el malo… así que empecemos el más interesante y entretenido: El malo Entre los ordenadores malvados siempre ha existido un punto común entre todos: la toma de conciencia, por norma general han desarrollado su propia personalidad, no siempre de acuerdo con las especificaciones de programación de sus creadores y las tres leyes de la robótica de Asimov, donde sin duda el más carismático sea el ordenador de "Terminator" (1984), Skynet un super ordenador militar que alcanza la autoconsciencia y decide exterminar a la humanidad al comprender que será desconectado. Con un planteamiento inicial más o menos similar se nos presentarán las inteligencias artificiales de Matrix (1999) y ya retrocediendo un poco más en el tiempo nos encontraremos a uno de los ordenadores más carismáticos de la historia, el frío y educado HAL 9000, que a diferencia de la mayoría de ordenadores malvados de las creaciones fantásticas sus decisiones son el resultado de una programación contradictoria que le enfrentará a una terrible solución para poder resolver los términos de la ecuación, lo más desasosegador y terrorífico de esta máquina será su perfecta educación que refleja la ausencia de toda maldad en sus acciones, tan solo una fría ausencia de empatía donde el sacrificio no deja de ser tan solo una variable. Como dato anecdótico el nombre de HAL proviene de colocar sucesivamente la siguiente letra en el abecedario de IBM ¿quizás como metáfora de la evolución tecnológica? Continuando con el ordenador que alcanza la autoconsciencia y su despertar malagradecido con la humanidad nos encontramos con el cuento de Arthur C. Clarke "Marque F de Frankestein" (1965), presente en el volumen “El Viento del Sol”, donde nos relata como la red mundial de comunicaciones mundial alcanzará una masa crítica neuronal y despertará a la vida, en dicha obra podemos rememorar un pasaje realmente estremecedor donde todos los teléfonos del planeta suenan simultáneamente asemejando el sonido del llanto de una nueva criatura.
2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey) 1968, dirigida por Stanley Kubrick. Productora: Metro-Goldwyn-Mayer / Distribución:Metro-Goldwyn-Mayer, Turner Entertainment y Warner Bros
Manteniendo unos planteamientos casi iguales pero tan pesimistas como los que podamos encontrar en Matrix, nos encontramos con el computador de "No tengo boca y debo gritar", de Harlan Hellison publicado en marzo de 1967 y galardonado con el premio Hugo, un estremecedor relato donde la inteligencia artificial nuevamente triunfa y que en esta ocasión se llama AM (contracción en Ingles procedente de “Pienso, luego existo” ) donde la humanidad queda reducida a cinco representantes condenados a sufrir por toda la eternidad el odio y la venganza del ordenador hacia sus creadores. (Quisiera destacar la excelente recreación informática que de este libro se hizo en el videojuego clásico de 1995 de igual nombre realizado por la compañía Cyberdreams, donde el propio Harlan puso la voz a la computadora AM, desafortunadamente los acertijos resultaron ser terriblemente complicados para quienes no habían leído el libro lo que fue en detrimento de su popularidad). Como última referencia a esta obra de referencia cabe destacar que el propio Harlan demandó al estudio y a James Cameron, creador del malvado ordenador de Terminator: Skynet, ya que afirmó que la historia de la película era un plagio de su obra, lo que obligó a poner su nombre en los títulos de crédito. En muchas de estas obras de las que hemos hablado ya cabe resaltar su nexo de unión en mayor o menor grado con una de las obras seminales del Cyberpunk: Neuromante (1984) de William Gibson, donde confluyen todos los planteamientos actuales sobre las redes digitales, Internet, el ciberespacio, y la autoconsciencia en las redes digitales, donde ya no es posible divisar la frontera entre la vida real y (la virtual - artificial). El feo Alrededor de estos fríos, serios y poco empáticos robots cabrá empezar por mencionar su piedra angular: las tres leyes de la robótica de Asimov, que al igual que en los funcionales aparatos de su mítico relato Yo, Robot (1950) deberán anteponer a todo:
Tales normas aparecieron por primera vez en su obra Runaround en 1942, y desde entonces fueron una constante de sus creaciones al igual que un referente mundialmente aceptado y no solo a nivel literario creativo sobre la conducta que cualquier máquina o ser artificial debería poseer. Estos ordenadores sin duda han sido los modelos más representados en el imaginario clásico tanto del cine como de la literatura, no suelen ser demasiado empáticos, carecen de carisma aunque mayormente presumen de un excelente sentido común y una actitud frente a los humanos bastante servil adecuada a la frialdad dócil que acostumbran a representar. Suelen representarse como garantes del conocimiento y la sabiduría como evolución lógica de la informática tal y como la concebimos. Acostumbran a ser los típicos ordenadores funcionales que actúan como secundarios en muchas obras clásicas de ciencia ficción, de hecho el primero que aparece como tal fue representado en la película Cuando los mundos chocan (1951) donde figura como una máquina con funciones reales que ayudan a los cálculos del recorrido de un meteorito en trayectoria de colisión con la tierra. Dentro del cine de terror un ejemplo característico de los ordenadores neutrales están perfectamente representado en la película Alien, el octavo pasajero (1979) de Ridley Scott donde un ordenador frío y omnipotente controla a la nave Nostromo, máquina siempre servicial y dispuesta a resolver cualquier duda o pregunta mientras le sea formulada correctamente e indiferente al destino de los tripulantes que luchan por sobrevivir en su interior sin importarle lo más mínimo su propia autodestrucción o la de su tripulación con la que no genera la menor empatía. Uno de los relatos arquetípicos de este modelo de ordenador será "La última pregunta" (1956) de Isaac Asimov, texto donde el ordenador sobrevive hasta el final del universo con la finalidad de contestar a la pregunta planteada por un humano millones de años antes, aunque durante el recorrido el ordenador acabará transformándose en Dios.
Holden (Morgan Paull) un Blade Runner, realizando la prueba Voight-Kampff a Leon (Brion James), un replicante fugitivo. Blade Runner 1982, dirigida por Ridley Scott. Productora: Blade Runner Partnership / Distribuidora: Warner Bros. Pictures
El bueno Podríamos decir que son la evolución lógica de los anteriores, máquinas de una increíble potencia y complejidad que han alcanzado finalmente la consciencia pero a diferencia de los primeros aceptan a su creador de manera pacífica y amigable pese a ser conscientes de sus limitaciones y debilidades entregándose a su servicio y por qué no decirlo también ofreciendo su sacrificio de ser necesario. A diferencia de las máquinas feas y neutrales estas sí poseen una personalidad bien definida y pueden enfrentarse al test Voight-Kampff de empatía para desenmascarar replicantes de la película Blade Runner (1982) o al test de Turing (este si es real y fue concebido para diferenciar una máquina de un ser humano, aunque a día de hoy y pese a que estamos en las fronteras de ser superado por las máquinas todavía estamos lejos de una inteligencia artificial real). Por tanto podemos decir que resulta imposible diferenciarlos al menos a simple vista de un ser humano normal, ya sea por su lenguaje, inteligencia e incluso capacidad tanto aparente como real para la empatía. Últimamente han aparecido muchos ejemplos tanto a nivel literario como audiovisual, personalmente destacaría la naturaleza humana en contradicción permanente presente en esa gran serie inspirada en la película de igual título: Westworld (1973) dirigida y creada por Michael Crichton la cual ha sido ampliamente superada por esta magna serie. Aunque como de obras clásicas trata este texto, ejemplos volvamos atrás y hablemos de la fantástica novela El juego de Ender (1985) de Orson Scott Card donde la tierra se enfrenta al total exterminio por parte de una agresiva sociedad alienígena conocida como los "insectores". El joven Andrew 'Ender' Wiggin es reclutado para ser adiestrado en una estación espacial donde niños superdotados son preparados desde temprana edad para dirigir la batalla contra esta especie extraterrestre asistidos por las más avanzadas inteligencias artificiales, dicha obra es la primera de una serie de cinco libros conocidos como la Saga de Ender, donde curiosamente se produce una extraña inversión en la que los inteligentes ordenadores potencian en un extraño feedback las capacidades intelectuales humanas a través de una compleja virtualización de los futuros acontecimientos que redundará en el aprendizaje de todos los actores de la obra. Retrocediendo un poco más en el tiempo llegamos a la obra de Robert A. Heinlein, quien junto a Arthur C. Clarke e Isaac Asimov conformarán lo que se dio en llamar la edad de de oro de la ciencia ficción. Empezaremos por su obra "El número de la Bestia" (1980), donde se lleva la empatía hasta el punto que su personaje robótico alcanza su anhelo de transformarse en un ser humano. Esta obra profundiza gracias a las vicisitudes de su personaje robótico en los temas recurrentes de este autor como son el cuestionamiento de las costumbres contemporáneas, tanto las sociales, las morales o las sexuales, describiendo sociedades con una moral e ideales bastante alejados de la sociedad occidental contemporánea.
“Westworld” traducida en España como “Almas de metal” de 1973, dirigida por Michael Crichton y Producida por Metro-Goldwyn-Meyer
Siguiendo por esta senda llegamos "La luna es una cruel amante", (1966) también de Robert A. Heinlein, en el que se nos relata la lucha de los pobladores de la luna por alcanzar su independencia de la tierra. Donde se nos presenta a MIKE un ordenador que llegará a alcanzar la conciencia observando el sentido del humor de los seres humanos y que junto a varios colonos selenitas liderarán una revolución en busca de la independencia terrestre. Ni están todos los que son, ni son todos los que están Por supuesto en un esquema tan simplista dejamos por necesidad modelos más complejos o mixtos de los tres anteriores, ciertamente las variantes humanoides de los ordenadores como son los cyborgs y los androides pueden ser incluidas en las tres ramas sin ningún problema, puesto que son poco más que ordenadores instalados en unidades móviles, con la única diferencia entre ellos de la naturaleza semi o completamente orgánica de los cyborgs frente a las propiedades puramente mecánicas de los androides, tanto la literatura como el cine nos ha ofrecido en estas variantes humanoides probablemente los ordenadores más apasionantes de la historia creativa, como puedan ser los atormentados replicantes de Blade Runner, desesperados por sobrevivir y encontrar sentido a su existencia, perfectamente plasmado en el hermoso alegato final de Ruther Hauer donde traslada el concepto de existencia a un nuevo plano aún más complejo si cabe y al que antes o después la especie humana tendrá que hacer frente.
RoboCop de 1987, dirigida por Paul Verhoeven. Productora: Orion Pictures Corporation / Distribución: Orion Pictures Corporation (EUA) Metro-Goldwyn-Mayer ( internacional )
Desde muy temprano la ciencia-ficción se cuestionó cuál sería el resultado de la evolución de esas inteligencias artificiales, de esa vida robótica y quizás porque no, la hibridación entre humanos y máquinas para analizar la compleja respuesta al “Yo” como entidad independiente del cuerpo pero dotada de alma, que dio lugar a una que más interesante película de acción: Robocop (1987) de Paul Verhoeven donde el análisis crítico del poder y la política junto a sus planteamientos humanísticos sin duda transcendía el mero espectáculo a modo de perfecto bombón envenenado. La literatura y las artes audiovisuales se han preguntado muchas veces por los límites de la evolución de los ordenadores y de sus hermanos articulados los robots desde el principio de la ciencia ficción, cuestionándose mil y una maneras de imaginar su desarrollo y quizás hayan errado desde el punto de vista técnico inmediato, pero si lo pensamos fríamente, fueron plenamente certeros a la hora de tratar los temas más importantes. Quizás todavía estemos muy lejos de planteamientos como el de las entidades mixtas de Star Trek (2009) o los robots con conciencia casi inmortales de “El hombre bicentenario” (1976) de Asimov o “AI” (2001) de Spielberg pero ya hemos comenzado a andar el camino.
Autor: Candela Fuentes S.
Fuente: NeCLO - Ciencia y cultura al máximo Reconocimientos y más información sobre la obra gráfica ADVERTENCIA: En este foro, no se admitirán por ninguna razón el lenguaje soez y las descalificaciones de ningún tipo. Se valorará ante todo la buena educación y el rigor sobre el tema a tratar, así que nos enorgullece reconocer que rechazaremos cualquier comentario fuera de lugar. Los comentarios están cerrados.
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